HAWLEY, Noah. Fargo. Estados Unidos: MGM Television, FX Productions, 2014.

thornton_fargo_1Las historias de crimen suelen cuestionar lo moral en los medios donde se desarrollan. Al ser atravesados por el tiempo, estos espacios son narraciones en sí mismos. Es decir, lo que se podría calificar como estático o fijo es móvil y fluido en una línea narrativa. Las ciudades no son escenarios o trasfondos donde una trama se lleva a cabo: el espacio en las historias es un reflejo y mapa de los cambios que sufren los personajes durante su desarrollo. Así, los espacios de las historias de crimen se encuentran ligados a sus personajes por una moral cambiante, que traza los límites de sus decisiones y acciones en un momento específico. Pero estos límites morales se borran y reestructuran a favor de los deseos y necesidades en turno: las relaciones que brindaban seguridad en el pasado se vuelven una amenaza para planes futuros; lo que se considera moralmente inaceptable se vuelve necesario y habitual a la luz del entorno donde se encuentran. De la misma manera, el espacio sufre estos cambios: lo que se llamaba  hogar se vuelve una zona de intriga y peligro; la paz que distinguía a un espacio puede tornarse en inquietud y violencia.

     Fargo (2014) es uno de los programas televisivos que mejor ilustran esta idea. Producida por los hermanos Coen y basada en la película del mismo nombre que ambos dirigieron en 1996, Fargo, creada por Noah Hawley, combina crimen, humor negro, una refinada concepción estilística y referencias a diversos textos occidentales, desde pasajes de la Biblia hasta ensayos de Albert Camus. Toda esta paleta temática y referencial construye, de manera similar a la de su precursor cinematográfico, una estructura narrativa, compleja y sin resoluciones tradicionales. Su estructura de “antología” permite combinar, en cada temporada, estas piezas temáticas y de género mientras se explora una historia de principio a fin alrededor de distintas series de crímenes violentos en Minnesota. La geografía de este estado también juega un rol dentro de la trama: la nieve y los bosques característicos de la región se vuelven espejo y plataforma de los eventos retratados en la serie. La fotografía a cargo de Dana Gonzalez combina la acción y el desenvolvimiento de la trama con amplios y extendidos paisajes de árboles y montañas enteramente poblados de nieve. La belleza que pueden a llegar a evocar estas imágenes se intercala con planos de ventiscas fuertes y salvajes, tormentas implacables y la sangre que baña de rojo todo el espacio que la nieve había cubierto de blanco. Como si se tratase de un fenómeno natural, el desarrollo inusual de la historia y su espacio traen consecuencias devastadoras que llevan a sus personajes a los límites de su condición humana.

    El espacio de los programas de televisión está íntimamente ligado a su historia, pero su conexión se ahonda aún más cuando sus elementos―sus colores, la disposición del espacio en la pantalla, y cómo éste se liga a eventos históricos, personajes y momentos en la trama―también cuentan un parte de la historia. Como las distintas perspectivas de cada personaje, cada componente de la historia forma conexiones narrativas que en un principio no parecían evidentes y que rompen la lógica de causa y consecuencia. Los eventos que en apariencia tenían un porqué claro se vuelven más difusos al empalmar una pieza de la historia sobre la otra. Al final de cada temporada de Fargo,se forma una narrativa que, en lugar de embonar cada componente a la perfección, apila todas las piezas de la narración hasta que damos con un rompecabezas múltiple sin una solución particular pero con una profundidad que va más allá de lo que se aprecia a simple vista. Después de ver la serie, éste es el tema que más resuena con la audiencia: los hechos no son lo que aparentan. Ya lo dice la introducción fundida en blanco de cada episodio (“This is a true story”), donde la palabra verdad se queda en la pantalla unos segundos más que el resto, pues los personajes y sus espacios, como las personas y sus hogares, tienen más de una historia, y más de una verdad.

Flavio Juárez Mendoza