PIERCY, Marge. He, She and It. Nueva York: Fawcett Book, 1991.
He she it

Uno de los subgéneros más populares de la ciencia ficción es el cyberpunk. La combinación de elementos altamente tecnológicos situados en una sociedad distópica alternativa reverbera con nuestro presente y nos sitúa ante posibilidades de futuros alternativos. No obstante, la vertiente más conocida de este género es la masculina y en muchas ocasiones se deja de lado la versión femenina que surgió en la década de los 90. Marge Piercy es una de las exponentes más destacadas del cyberpunk escrito por mujeres y con esta obra ganó el premio Arthur C. Clarke a mejor novela de ciencia ficción en 1993. Asimismo, esta obra destaca por ser uno de los mejores ejemplos literarios de la teoría del cyborg que propone Donna Haraway.

La historia se desarrolla en un mundo postapocalíptico donde el medio ambiente ha sido destruido y la organización social se rige por la economía de multinacionales. La trama gira alrededor de Shira Shipman, quien pierde la custodia de su hijo y regresa a trabajar a su ciudad natal en lo que logra conseguir una audiencia para objetar. Una de las preocupaciones principales del texto es explorar los roles de género, no sólo a través de una familia matriarcal, sino también mediante personajes femeninos empoderados que tienen un papel primordial en el desarrollo tecnológico, por lo que contrasta con el cyberpunk tradicional de exponentes como William Gibson. Un ejemplo de esto es uno de los personajes principales, la abuela de Shira, quien es una de las desarrolladoras más importantes de software de seguridad, cuya venta le permite a su comunidad tener cierta independencia en relación con las multinacionales. Asimismo, la abuela participa en un proyecto con uno de los científicos de su comunidad que tiene el fin de crear un cyborg (entendido como una inteligencia artificial corporeizada) capaz de protegerlos de la manera más eficiente ante cualquier posible ataque en el ciberespacio. Sin embargo, en la medida en que los primeros intentos habían fallado por centrarse únicamente en el desarrollo del pensamiento racional, la abuela de Shira, Malkah, incorpora elementos imperfectos en la programación del cyborg que, paradójicamente, hacen que finalmente funcione. En este sentido, otra de las reflexiones principales de la novela es acerca de la naturaleza humana en la medida en que el cyborg Yod (nombrado así por la décima letra del alfabeto hebreo) adquiere características humanas a partir de su interrelación con los humanos y es capaz de desear.

El texto se divide principalmente en dos narrativas paralelas: la de Shira y el proyecto de Yod y la historia del gólem que le cuenta Malkah a Yod con el afán de ilustrar el destino de la creación de vida artificial y cómo esta se encuentra sujeta a la voluntad de sus creadores: los humanos.

Esta novela se sitúa como un gran ejemplo de esta ola de cyberpunk en tanto que plantea modelos de estar en el mundo que difieren del heteronormativo y destaca elementos como la importancia de la presencia material y afectiva como clave para la conformación de la identidad a partir de una mezcla de planteamientos feministas con los elementos tradicionales propios del género en el que se inserta.

Carla T. Morttiz