ROWLING, J.K. Harry Potter
Esta afamada saga, compuesta por siete novelas, narra las vivencias de Harry Potter, un niño huérfano que, al cumplir 11 años, descubre sus verdaderos orígenes: es un mago y ha sido invitado a estudiar en el Colegio Hogwarts de magia y hechicería. Gracias a dicha revelación, Harry escapa de sus crueles tíos y se adentra en un mundo donde elfos, fantasmas, duendes, magos y brujas llevan una existencia clandestina que coincide, mas no debe interferir, con el mundo de los muggles o seres no mágicos. La trama gira en torno a las aventuras que, cada año escolar, el protagonista vive al lado de sus mejores amigos, Ron y Hermione, las cuales gradualmente lo conducen a un enfrentamiento con el mago más tenebroso de todos los tiempos: Lord Voldemort. Auxiliado por sus amistades, profesores y magos legendarios —destaca, desde luego, el entrañable Albus Dumbledore—, Harry hará hasta lo imposible por evitar que Voldemort y sus seguidores dominen tanto el mundo mágico como el mundo muggle.
Se puede plantear que Harry Potter maneja dos aspectos que atañen a la realidad del ser humano: la muerte y el rechazo a la diferencia, la animadversión hacia el otro. El rasgo de la muerte se hace presente desde las primeras páginas, con el asesinato de los padres de Harry, y va cobrando fuerza a medida que atestiguamos los diversos intentos del Señor Tenebroso por escapar de ella. El segundo aspecto, por otro lado, se percibe en las categorías que el mundo de la magia ha ideado para clasificar a las personas tanto mágicas como no mágicas.
- Sangre limpia: Brujas y magos cuyo linaje siempre ha sido mágico.
- Sangre sucia: Brujas y magos nacidos de muggles.
- Muggles: Personas sin magia.
- Squibs: Hijos de brujas y magos que nacen sin poderes mágicos.
Si bien en un inicio Harry descubre que algunas de las categorías se emplean de forma inofensiva, quizás con un propósito meramente clasificatorio, conforme la trama avanza, el joven mago descubrirá que éstas son utilizadas discriminatoriamente por los antagonistas de la historia. Tal y como se puede apreciar, esta división hace un eco innegable del racismo que prepondera en nuestro mundo. Es en este punto donde se demuestra que las obras de fantasía, al igual que los demás géneros populares, son un reflejo de la sociedad actual.
En 2001 la saga de Harry Potter fue llevada a la pantalla grande, dando como resultado ocho películas —el último libro fue dividido en dos adaptaciones— que no hicieron más que acrecentar el fenómeno pottérico. Por si fuera poco, el universo creado por J. K. Rowling no se limita a las siete novelas que conforman la historia del “niño que vivió”, sino que ha sido expandido a través de los libros Quidditch a través de los tiempos, Animales Fantásticos y dónde encontrarlos y Los cuentos de Beedle el Bardo. Este año resulta especialmente significativo para todos los seguidores del joven mago, pues será testigo del estreno de la obra teatral Harry Potter and the Cursed Child —situada 19 años después de Las reliquias de la muerte, última aventura de la serie— y la anticipada película Animales fantásticos y dónde encontrarlos.
Ana Lucía Gutiérrez Moreno es estudiante de la licenciatura en Humanidades, especialidad en Letras, en la Universidad de Guadalajara.