MENDLESOHN, Farah. Rhetorics of Fantasy. Wesleyan: UP, 2008.

La fantasía ha rondado el pensamiento humano —bajo la forma de mitos, leyendas y cuentos de hadas que precedieron a la palabra escrita— desde tiempos que escapan a la periodización histórica y, hoy en día, continúa expandiendo su potencial narrativo. A pesar de estos orígenes remotos, su conversión en objeto de estudio relevante para la teoría literaria es un hecho reciente que aún tiene mucho que ofrecer. Tzvetan Todorov, Rosemary Jackson y Brian Attebery (por mencionar algunos nombres) nos han brindado abundantes y útiles definiciones de la fantasía pero, en opinión de otros estudiosos como Farah Mendlesohn, todavía queda mucho por indagar en términos de construcción narrativa, lenguaje y sistematización. Ante dicha cuestión, propone, en su libro Rhetorics of Fantasy, un enfoque taxonómico con el que busca desentrañar los mecanismos textuales —constituidos principalmente por voces narrativas, la exposición descriptiva de los universos ficcionales, elecciones de lenguaje, efectos ideológicos y discursivos— que son empleados en toda narración adherida al género fantástico, trascendiendo, en el proceso, los usuales análisis metafóricos y temáticos que abundan en la actualidad.

Puesto que este género cuenta con un repertorio amplísimo de obras que articulan sus componentes narrativos de maneras diversas, la autora plantea cuatro categorías que nos permitirán catalogarlas a partir de rasgos comunes y, consecuentemente, explorar su funcionamiento interno. Estas categorías se definen por el modo en que lo fantástico es introducido en el texto, principalmente por el punto de vista que el protagonista sostiene a lo largo de la narración y que inevitablemente compartirá con el lector implícito.

  • Portal-Quest Fantasy / Fantasía de portales: En las narraciones pertenecientes a esta categoría, el lector accede a un mundo secundario que resulta fantástico en todas sus dimensiones. El o la protagonista de la historia, quien será nuestros ojos y oídos a lo largo de la trama, viaja a dicho entorno a través de un portal (muchas veces simbólico), dejando atrás un mundo primario que guarda algunos parecidos con nuestra realidad. A pesar de que los individuos tienen la posibilidad de moverse entre ambos espacios, el elemento fantástico es terminantemente contenido en el mundo secundario y nunca podrá colarse a través de la mágica entrada. Dado que el personaje principal también es un extraño en ese asombroso universo que se despliega ante sus ojos, es de esperar que nos brinde descripciones altamente explicativas y elaboradas. Las normas que rigen este nuevo mundo son exploradas con detalle y se espera que tanto lector como protagonista ganen experiencia y aceptación a lo largo de la historia. Mendlesohn vincula este tipo de fantasía con las “quest narratives”, pues en ambas narraciones el protagonista es forzado a dejar atrás una vida mundana, normal o apacible para cumplir alguna misión, la cual siempre estará colmada de aventuras, hazañas heroicas y un contacto vital con lo fantástico.
  • Immersive Fantasy / Fantasía inmersiva: Esta segunda categoría engloba todas las narraciones que se desarrollan de manera completa en un mundo secundario, el cual es distinguido (por todas las voces narrativas que intervienen) como una realidad coherente. Contrario a lo que sucede en las fantasías de portal, la o el protagonista son, desde un inicio, parte de este universo y, por lo tanto, perciben cada suceso fantástico como parte de su cotidianidad. Debido a esto, la narración carece de un tono explicativo que guíe los pasos del lector. La efectividad de una fantasía inmersiva dependerá, entonces, de su capacidad para transmitir un aire de realismo (omitiendo cualquier tipo de aclaración) a lo inexplicable. Según la autora, el sentido de maravilla que normalmente relacionamos con la fantasía se verá mermado en las immersive fantasies.
  • Intrusive Fantasy / Fantasía intrusiva: Tal y como su nombre lo indica, en este tipo de relatos lo fantástico irrumpe en el mundo primario, portando caos y un sentido del horror que también hará eco en el lector. A diferencia de lo que observamos en las fantasías de portal, aquí el elemento fantástico representa una amenaza que deberá ser superada o vencida. Una fantasía intrusiva bien lograda es aquella en la que el protagonista se rehúsa a tener un trato familiar con el elemento invasivo, razón por la que normalmente se le asocia con la literatura de terror. Debido a que los acontecimientos de las fantasías intrusivas siempre se desenvuelven en un mundo primario o “real”, es común encontrarse con un tono narrativo realista que, al mismo tiempo, incluye descripciones minuciosas, puesto que la necesidad de comprender a las fuerzas responsables de dicho caos así lo requiere.
  • Liminal Fantasy / Fantasía liminar: Para Mendlesohn, es la categoría menos explorada y, por ende, la más interesante. En las obras catalogadas bajo este rubro lo fantástico penetra en un mundo que, a juzgar por determinadas señales que son esparcidas a lo largo de las tramas, podría ser el nuestro. No obstante —a diferencia de las leyes estéticas y narrativas que imperan en la fantasía intrusiva— dicha intrusión es normalizada por el protagonista y demás personajes de la historia, quienes, siguiendo los patrones caracterológicos de la fantasía inmersiva, no muestran sorpresa alguna por el despliegue de elementos sobrenaturales. Mientras que los integrantes de la diégesis permanecen indiferentes ante el hecho fantástico, el lector experimenta extrañamiento y desconcierto de forma permanente: la magia merodea por nuestro campo visual, permanece en el umbral de la narración sin hacer mayor alarde de su importancia. Se intuye la presencia de la fantasía pero ésta nunca se da a conocer como tal. Se siembra en las páginas una duda permanente. La autora sugiere que los cuentos de Joan Aiken sobre la familia Armitage —quienes muestran sorpresa por el hecho de que los unicornios se paseen en su césped un martes cuando usualmente esto sucede los lunes— son un buen ejemplo de esta dinámica narrativa.

De acuerdo con Mendlesohn, la adecuada incorporación de dichas tácticas literarias propiciará una recepción efectiva por parte del individuo que se adentra en una obra de fantasía: a partir de una dialéctica provechosa entre autor y lector, surge la posibilidad de construir ese sentido de la maravilla tan propio de la literatura fantástica, así como un pacto de credibilidad consensuado que lo acompañe en todo momento.

 Jimena Ramírez